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Claudia
Bellocchi:
Entre dos
Continentes
Homenaje a Buenos Aires - Omaggio a Buenos Aires
El Mundo de las Sombras - Il Mondo delle Ombre
dal 14 al 31 maggio 2010
14-31 Mayo 2010
Club de Arte Latinoamericano
Ciudad de Buenos Aires
Argentina
Copertina Catalogo
Testi
in castigliano
Testi in italiano
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PERCORSI 2009
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Tra
Due Continenti - Entre dos Continentes
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Presentacion
El Club de Arte Latinoamericano COPPPAL seleccionó
especialmente para su ciclo 2010, El arte en el
Bicentenario argentino, a la prestigiosa artista
italiana Claudia Bellocchi, cuya pasión por Buenos Aires
y sus símbolos históricos y culturales refleja en sus
obras esa mirada comprometida y reveladora de lo nuevo,
que escapa a los nativos por el simple hecho de
considerarlos propios y cotidianos.
En esta invitación queda implícito el agradecimiento de
los argentinos por este aporte invalorable, y ese amor
que ella suele desplegar en una tierra que ya considera
suya.
El Club de Arte Latinoamericano es una expresión de
COPPPAL- Conferencia Permanente de Partidos Políticos
Latinoamericanos y del Caribe- una institución dispuesta
a abrir sus puertas a otros continentes cuando éstos
comprenden la necesidad de promover la integración y la
cooperación como única posibilidad de sostener un
planeta justo, feliz y solidario.
Claudia Bellocchi ha demostrado sobradamente en sus
reiteradas visitas a Argentina que el arte no tiene
fronteras, constituyéndose en el vehículo de
comunicación que mejor une a la raza humana, provenga de
donde proviniera.
Por esta razón, la exposición de Claudia Bellocchi
estará a la vista de los argentinos precisamente en la
segunda quincena de Mayo, mes en el que se conmemoran los
primeros doscientos años de este joven país, la
República Argentina.
Presentacion
de Nancy Sosa
- Coordinadora del Club de Arte Latinoamericano
COPPPAL
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Perteneciente
a esta última generación de pintores jóvenes,
talentosos, inéditos, impetuosos, plenos de vitalidad
creadora, Claudia Bellochi es una de sus más altos
representantes.
Su arte, verdadero portal a otra realidad, eleva y
ennoblece todo aquello que se le aproxima.
Ella lleva a sus telas no solo lo que ve, sino además
todo lo que imagina, siendo cada una de sus obras un
verdadero regocijo para nuestros espíritus.
Inexhausta riqueza de color, que deslumbra, que levanta
el ánimo, invita a una celebración.
Sus sabrosos trabajos, que lindan con lo artesanal, no
solo transmiten estructura, oficio y alto vuelo creativo.
En ellos modela, cincela y hasta talla, logrando unos
maravillosos manejo de la luz.
Una artista, que aún muy joven, ha llegado al ejercicio
pleno de su madurez. Expresiva, emotiva, transmite sus
emociones, pensamientos, sentimientos, con tintes de
compasión y pasión.
Plural, arrebatadora, vertiginosa y alucinante nos
transporta a su mundo, que no conoce barreras
geográficas ni planos existenciales.
Estos trabajos expuestos, pertenecientes a los años 2008
y 2009, muestran una rica evolución hacia la
abstracción figurativa.
Con la riqueza de su origen europeo y con la influencia y
transmutación de las energías y corrientes del nuevo
mundo, sus trabajos son productos de creación-enlace
entre Italia y Argentina.
Nacida en Roma, su contacto con galerías de arte,
museos, talleres y el espíritu milenario de Europa, le
permitieron lograr una formación que se traduce en sus
obras ricas en dibujo y color. El resultado esta a la
vista: una muestra que resume un mensaje universal.
Invitada en el año 2008 a formar parte del GRUPO MANI
(Movimiento Artístico Nueva Imaginación) integrado por
artistas del mítico Bar Bárbaro como resultado de su
energía y deseo de integración a esta, su nueva
patria-hogar, y con esta muestra, la primera en Buenos
Aires, abrimos las puertas y los brazos para recibirla,
dándole la bienvenida a esta hija-prodiga y agradeciendo
el regalo de su arte para nuestros sentidos y nuestros
espíritus.
Francisco
Salerno
Buenos Aires, Marzo 2010
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Desde
hace mucho tiempo Claudia Bellocchi se siente entre dos
continentes, entre dos mundos, dividida entre Italia y
Argentina, entre la realidad y el sueño, entre lo
cotidiano y la pintura.
Esto transforma a la pintura en una acción cotidiana que
luego logra sintetizar los
numerosos y a veces conflictivos estímulos, que advierte
al vivir entre Italia y Argentina.
Se trata de una pintura que Claudia Bellocchi convierte
en concreta sobre la base de dos axiomas: ver con los
ojos y percibir con el alma. Con los ojos recoge los
estímulos de la realidad que la rodea, mientras el alma
elabora el gozo y la melanconía. Puede, así, afrontar
con audacia la superficie de la tela para lograr una
representación primaria del espacio interior. Alterna
así telas con espacios mono y multicromáticos, con
otras de puro color superpuestas a imágenes
emulsionadas.
En las obras dedicadas a Buenos Aires, lo concreto de la
pintura se conjuga con la fotografia, mientras en la
serie del mundo de las sombras, solo la pincelada da una
amplia apertura al inconciente primordial de los sueños,
con fuertes alusiones tribales que se muestran entre las
copiosas sugestiones de una investigacion
"antropólogica".
Sombras que penetran en la selva freudiana de los
símbolos y de lo no figurado, dejando que solo
improvisados fragmentos de luz se introduzcan en la
soledad silvestre. Una oscuridad de "sombras"
en un laberinto de remisiones antropomorfas, picos de
pájaros prehístoricos, encarados por caballeros
teutónicos, aparecen detras de un tronco; ojos
embelesados por la danza de una ameba y monigotes
reflexivos, son solo imágenes de las emociones de
Claudia Bellocchi, que se muestran, sustraídas y
custodiadas en su ausencia. Es una pintura como
liberación en continua mutación, en la búsqueda de un
equilibrio entre la luz y la oscuridad, entre el color y
su aparente ausencia. Luces y sombras, dos ámbitos de
expresión, que la artista luego de haber atravesado
ambos, modula con amplios espacios pictóricos, en un
viaje ancestral que reune la serie de telas dedicadas a
Buenos Aires y la de las Sombras.
Se evidencia de este modo la alquimia entre lo real y lo
imaginario, y así los trozos de vida argentina aparecen
como representaciones teatrales, mientras las visiones
indistintas de las sombras se ven muy nítidas en sus
contornos individuales, revelando formas concientes de su
poder sugestivo.
Es una pintura que aparece y desaparece, como en el
vertiginoso movimiento de los pies en un tango, con una
progresión de telones interpuestos para ocultar y
percibir su caída.
La pintura se conjuga con la fotografia. Se pone, así,
en escena a Buenos Aires, con la primera impresión de
los inmigrantes, y la visión del puerto y los barcos del
900, conducidos por remolcadores, al deseado lugar de
arribo. Se la conecta sobretodo con el tango que amalgama
las culturas europeas en una tierra que está muy lejos
de Europa, pero probablemente la más europea de las
Ámerica.
Buenos Aires con sus plazas y obelisco que descuellan en
amplios espacios, atmósferas nocturnas para interpretar
el "monumento a los españoles" o jugar con el
pasado y el futuro al detener el encuentro de dos
personas en el Rosedal. Claudia Bellocchi se introduce en
la vida de la ciudad y se deja envolver por el viento del
océano y de la luz.
Gianleonardo
Latini
Roma, febrero 2010
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